viernes, 29 de marzo de 2013

¿ENCAJAS?

Dicen que el ocio es padre de los vicios, pero he descubierto que también puede ser el padre de reflexiones interesantes, será quizá porque la mente en realidad no es ociosa.
Y es que en estos días de aparente ocio, mi mente ha divagado por ciertas cuestiones, aunque este no es un tema que asome a mis pensamientos por primera vez; pero bueno, la cuestión es que fue hasta hoy que me animé a escribir algo sobre ello.
Al ver de buenas a primeras la palabra, estamos ante un verbo, que nos lanza a una rápida imagen mental de algo o alguien metido en una caja, por lo menos a mí me proporciona esa idea.
Resulta que el significado "real" de la palabra, no se aleja mucho de la imagen que mencionaba anteriormente: "Meter una cosa dentro de otra".
Si la palabra molestaba al sólo escucharla, confrontándola con su significado, resulta más chocante todavía.
El punto es que conozcas o no el significado de ella, siempre ha estado relacionada o tiene que ver  con una parte de tu vida.

Desde pequeños lidiamos con eso, siempre estamos en esa búsqueda de sentirnos "parte de algo": "encajar en un grupo", "encajar en la familia", "encajar en el lugar de trabajo"; cosas que vienen a formar parte de algo más grande que es: "encajar en la sociedad".
Y es que si no logras sentirte integrado en un "lugar", tiendes a sentirte incómodo, es como aquel dicho de "si no puedes contra ellos, úneteles", en un afán de no ser tú contra el mundo.

La gente espera determinadas conductas en cada quien, formas de pensar o ideales. Es como un molde en el que tienes que caber, porque si no cabes, entonces quedas fuera ¿y si quedas fuera? pues no sabes qué pasa, pero se oye feo, así que debe ser malo.
Así que la vida del ser humano, viene a convertirse en una serie de actos que buscan incorporarlo a ese molde, a ese sistema preestablecido, que no conoce ni sabe en que consiste verdaderamente, pero si todos están allí, significa que él también debe estar.
De allí vienen una serie de patrones que se supone que el ser humano debe seguir: profesiones, matrimonio, familia, religión...

La sociedad nos trata cual máquinas u objetos en serie, la misma escuela busca formar a otro que forme parte de ese patrón.... No hay diferencias, todos deben pensar de la misma manera, estamos dentro de un mismo sistema y si alguien viene a plantear ideas diferentes, es visto como un hereje o en una forma menos peligrosa como una "persona fuera de juicio".

Ahora las preguntas a hacernos son: ¿Por qué debemos "encajar" en algo? ¿Por qué debemos "encajar"?  Algunos podrán  decir: no puedes guiarte por lo que únicamente tú piensas, formas parte de un todo, no eres un ser solitario.
Entonces, ¿significa eso que debes renunciar a tu individualidad para lograr pertenecer a este mundo? ¿renunciar a ti mismo para seguir a otros?
Antes de ser parte de un todo, somos seres individuales, siempre existirá la individualidad. Pensamos diferente, tenemos sueños diferentes, tenemos una filosofía diferente... Puede que tengamos aspiraciones similares con algunos, pero al final, cada cabeza viene a ser un mundo, ¿por qué alguien debe renunciar a su mundo para agradar a otros?

Hace un tiempo descubrí que "desencajando" del resto, "encajaba" en mi propio mundo, y qué más... aquí me siento bien.






lunes, 20 de agosto de 2012

SOLEDAD


Que si estás solo o te sientes solo, que si la soledad es buena o mala, que esta es para los cobardes, no lo sé, no sé si es buena o mala, lo único que sé es que de un tiempo acá se ha vuelto una  de mis mejores amigas, la he conocido más de lo que pensaba, por decisión propia o porque era nuestro destino conocernos... no lo sé.

Que a veces aterra y a veces apacigua, que a veces hiere y a veces es bálsamo, lo cierto es que en momentos quieres y a la vez no quieres estar solo.
Ha venido a visitarme últimamente y se ha instalado cómodamente en un amplio pasillo de mi corazón y la he recibido y quizá nos sigamos conociendo.

Puede que alguien me pregunte por qué me siento así, la verdad es que no lo sé, no es falta de compañía, ni el sentir que me han abandonado, ¿extraño verdad?
Precisamente en este momento, está sentada a la par mía con una sonrisa maliciosa, quizá le da risa ver estas absurdas cavilaciones que escribo, pero no me enojo con ella, ¿de qué me sirve?
Está aquí porque quiere, de momento no sé qué cosa quiere, aún así, tampoco la veo como una enemiga, en otro rato compartiré una plática con ella.

Se ha instalado aquí, sin mi permiso, pero me niego a verla con desconfianza como si fuese un ladrón o un enemigo, mejor la aprovecharé y veré si me regala uno que otro verso como estos:

Llegaste y no sé por qué,
me elegiste al azar
o ya era nuestro destino.
No sé si vienes a cobrar una deuda del pasado
o a limpiar los resquicios de mi alma.
No encuentro ganas ni sentido entablar una lucha.
No sé si te llamé sin saberlo
y tú sólo respondiste a mi llamado.
O sí viste en mí a un corazón vacío
que pareció ser un sitio cómo para ti.
Tal vez tengas respuesta a mis dudas,
tal vez sanes ciertas heridas,
tal vez concluyas una asignatura del pasado.
Lo cierto es que te acogeré por un tiempo
(como si tuviera otra opción).

domingo, 8 de enero de 2012

Freedom



Una de las cosas que más detesto en la vida (si no es la que más) es el encierro. Me torturan los espacios cerrados. El sentir coartados mis movimientos, lo que quiero hacer es algo que me atosiga en extremo. No es exagerar, es la pura verdad.
Se habla mucho sobre libertad, aparece por todas partes, tanto que parece algo de suma importancia; lo que es bastante extraño, porque rara vez nos damos cuenta de la existencia de esta en nuestras vidas, pero cuando se nos quita… allí es el momento que llegamos comprender exactamente qué es libertad.

Hablaba al principio del encierro, porque es la experiencia más común en cuanto a la pérdida de la libertad, pero hay otras maneras de dejar de ser libre.

Y es que este mundo, esta sociedad nos quiere hacer perder ese don maravilloso que tenemos, y no hablo en cuanto a leyes, que son necesarias, ni de anarquismo; para nada, hablo de libertad pura, como esa esencia y equilibrio entre nuestra alma y el universo.
Me desvié un poco, soy así cuando algo me apasiona, hablaba de lo que nos hace perder la libertad. Vivimos en una sociedad llena de convencionalismos, donde se nos dice lo que debemos hacer, dónde nos dicen cómo tenemos qué pensar, qué tenemos que desear, qué música debemos oír, limitan esa creatividad interna que posee cada uno.
Dios nos hizo libres, y ser libre no es en el sentido de hacer y deshacer como algunos piensan, en hacer daño a otros, en poner en práctica hábitos nocivos… si así fuera, estaríamos dejando de lado la libertad de los demás y pensando únicamente en nosotros mismos. Acordémonos que la libertad lleva una palabrita amarrada que se llama responsabilidad y no es un condicionante, es parte de esa palabra.

Enfocándonos en lo que verdaderamente es libertad nos encontramos con el tomar nuestras propias decisiones, seguir nuestros sueños y no los de otra persona. Nadie te puede decir qué es lo que querés para vos mismo, ni que su manera de pensar es la correcta y la tuya no.

Es cierto que hay leyes naturales en la vida y contra eso no podés ir, pero hay cosas que por puro gusto te las quieren imponer y eso es algo que va contra la misma esencia del ser humano. En el momento que alguien me quiere hacer perder eso que tanto amo, automáticamente me aleja, creo que somos muchos los que nos sentimos así cuando cuando eso nos pasa.

Entonces, ¿dónde esta mi libertad?
Veo mi libertad en cada paso que doy, cada vez que decido qué movimiento hacer, cuándo decido a qué lugar ir. Veo mi libertad cuando puedo correr, cantar, soñar… vivir.

Y es que nada viene impuesto en esta vida, cada quien se puede crear su propio mundo, pero acordate que eso no es algo fácil: es cuestión de valentía, trabajo duro, perseverancia. De todas maneras, lo que más  te ha costado se vuelve más valioso.

sábado, 7 de enero de 2012

¿Cuál es tu punto de partida?

Recuerdo una ocasión que viaje a San Salvador, debía visitar unas oficinas gubernamentales para dejar unos papeles. Aunque había averiguado dónde se encontraba el lugar, terminé perdiéndome. Caminé un poco y al final, decidí llamar a un amigo que conocía bien la zona. Me dijo dónde quedaban las oficinas, pero aun así no lograba  ubicarme y se lo hice saber por lo que me respondió: si no me decís dónde estás exactamente no te puedo decir hacia dónde tenés que ir. Y tenía razón, con sus instrucciones finalmente logré llegar.

Al pensar después en esas palabras, reflexioné que la vida es así.

Muchas veces decimos saber hacia dónde queremos llegar, pero en realidad no sabemos dónde nos encontramos. La solución a muchas dificultades depende de cómo se planteen estas; de cuál sea el punto exacto de partida porque éste condiciona el camino a la meta.
Hay  una situación bastante particular, la mayoría de veces nos planteamos la vida a manera de dilemas: ¿o estudio o trabajo? ¿o soy una persona exitosa o formo una familia? Este pensamiento, lleno de limitantes suele forzarnos a un montón de renuncias innecesarias que no suelen darnos la satisfacción que se pensaba.

Ahora bien, esta percepción de la vida es totalmente errónea. Ni la noche es enemiga del día, ni la lluvia del sol; pensar de esa manera más bien constituye una visión bastante limitada de la realidad.
No siempre hay que elegir y menos lo qué me dicen otros que debo desear. No olvidemos que lo maravilloso del ser humano es su capacidad casi infinita de buscar alternativas, y más cuando el corazón se entusiasma por alguien o por algo. ¿Qué sucede sin en lugar de pensar en alternativas más amplias y comprensivas?: “Éxito laboral y familia”, “trabajo y estudio”.

Pensar que cada problema en la vida tiene una solución única muestra un desconocimiento de la enorme capacidad humana.  

Dejemos de renunciar a unas cosas por otras y pensemos en alternativas para llevar a cabo todo eso que deseamos, rompamos con esos dilemas.

Y es que la verdadera realidad presenta al ser humano terceras, cuartas y quintas posibilidades de solución. Basta observar las cosas tal y cual son: hay muchos profesionales que  son buenos padres; personas que trabajando logran estudiar lo que siempre han deseado; gente que consigue con esfuerzo todos sus sueños sin renunciar a nada.

Entonces, retomando aquí un poco de sabiduría popular podríamos decir “Dime dónde estás, cual es tu punto de partida y te diré… que llegarás lejos, porque sabés al menos donde comienza tu recorrido”.





viernes, 6 de enero de 2012

Conócete más

Hay algo que siempre nos dicen, todos somos únicos. Y es que por mucho que nos parezcamos a otros o tal vez compartamos ciertas cosas con alguien, siempre tenemos un sello personal que dejamos en todo lo que hacemos.

Parte de eso único que poseemos son nuestras habilidades y aptitudes. Cada quién es bueno en algo y no es que no podamos hacer ciertas cosas, pero siempre hay algo en lo que nos destacamos: hay quienes son buenos en las matemáticas, otros tocando algún instrumento musical, algunos en química y otro tanto de personas que tienen algo de poetas.

No es cierto cuando alguien dice que es "un bueno para nada", lo que pasa es que aún no descubre qué es "lo suyo", cuál es esa habilidad, en algunos casos porque simplemente no se dan cuenta que la usan y en otros es porque no lo han explotado todavía.

A veces parece que nos hace falta alguien que nos diga para qué somos buenos o que por lo menos nos de ese voto de confianza que nos hace falta para descubrir qué es lo que guardamos en el interior.

Pero, ¿por qué esperar a que otro vea esas cualidades, eso que nos hace únicos, antes que lo veamos nosotros mismos? A veces confiamos tan poco en nosotros porque no nos damos el tiempo necesario para conocernos, saber qué nos gusta, qué nos hace felices, o por qué no decirlo, aquello que hacemos mejor que los demás.

Alguien dijo una vez que nosotros fijamos nuestros límites, démonos entonces ese voto de confianza nosotros mismos, emprendamos una búsqueda interior para descubrir eso que hemos dejado oculto allí, aún estamos a tiempo de hacerlo.

lunes, 6 de junio de 2011

De música y poesía

El arte es sobre muchas cosas. La música es una de ellas.
A todos nos gusta diferentes tipos de música: hay quienes aman el rock, otros la salsa, jazz, ska, metal, en fin...
En pocas palabras, la música es un lenguaje universal. Siempre hay una canción que nos encanta. Nos identificamos con un artista que es capaz de traducir a palabras, emociones de nuestro interior. Es allí cuando la música se convierte en poesía.

Las canciones hablan de sentimientos, emociones infinitas como el amor, desamor, resentimiento, nostalgia o melancolía. Se trata de pedazos de la historia de diferentes personas. 

Creo que a más de alguno, el escuchar una canción en especial, lo ha trasladado a un momento específico, a una parte de su historia.



Hay una canción que resume mejor mis palabras, que habla de ese magia de la música: se trata de Killing me softly, de Roberta Flack en donde se cuenta una una historia singular sobre una chica que ha ido a un bar, en el que escucha a un joven cantante cuyas letras parecen contar su historia. Cada uno hace suya una canción, que lógicamente no significará lo mismo para todos, porque cada quien adapta su contenido a sus propias vivencias.

Es la libertad de la música, cada quien la arma y desarma a su antojo. Tal vez el compositor al momento de crearla penso en su historia, pero quien la escucha se adueña de ella y la hace su historia.






Ese es el poder de la música. Nos hace soñar, nos hace reír o llorar. Es capaz de remover nuestro interior y expresar de alguna manera lo que creemos inexpresable.

Momentos inolvidables

Desde que me desperté esta mañana, un pensamiento vino a mi mentelos viejos tiempos en la escuela, recordé aquellos momentos inolvidables con mis amigos, todas las cosas locas que hicimos juntos, cada noche, las escapadas, cada celebración, pero también cada tristeza, decepción o fracaso que también vivimos juntos y compartmos. Todos los cumpleaños, nuestras conversaciones donde compartimos nuestros sueños.
Cuando somos adolescentes, solemos prometer muchas cosas, prometemos estar siempre en contacto para de alguna manera permanecer unidos. Con el tiempo, nos encontramos con que las cosas no salieron como esperábamos. La vida nos llevó por distintos caminos. Los hombres y mujeres de hoy, no son los mismos chicos que conocí.
¿Dónde quedó aquello entonces? ¿Fue un sueño?
Todo se lo lleva el tiempo. La única oportunidad de hacer que aquello perdure, es atesorándolo en nuestros corazones, en ese cajón donde guardamos nuestros recuerdos.
La vida continua y no podemos quedarnos atrás, tampoco se puede vivir del pasado, pero tampoco podemos renunciar a él, total, es él quien nos ha traído donde estamos hoy, de otra manera no seríamos los que somos.
Recuerda con cariño todo aquello que te hizo feliz, sácalo de ese baúl interno cuando te sientas te triste, a manera de tener presente que la vida igual da cosas malas y buenas.
Verás cómo mas adelante construirás otros momentos igual de inolvidables.